La historia.
María Quintina, la abuela materna, era conocida por su espíritu fuerte y su amor incondicional por su familia. Su apellido, «Malgor», simbolizaba pasión y resiliencia.
Mientras tanto, el abuelo paterno, Pedro, era un apasionado de las viñas y cultivaba las uvas más exquisitas con esfuerzo y una dedicación incansable en las viñas, dejando su legado en cada cosecha.
Cada reunión familiar era una ocasión para disfrutar y compartir las historias de antaño brindando en honor de su familia.
Ahora es cuando su nieto, inspirado por las historias de sus abuelos, decide crear un vino único.
En cada botella se puede saborear la pasión, dedicación y amor transmitidos de generación en generación. La unión perfecta entre dos tradiciones familiares, un legado en cada sorbo.